POR JOAQUÍN ICARDI
Carlos Monzón, el más grande boxeador que vio nacer la argentina, fallecía un 8 de enero pero de 1995, a los 53 años, en la provincia de Santa Fe, cerca del pasaje Los Cerillos (a 38 kilómetros de la capital) tras volcar su auto, Renault 19, cuando regresaba, alrededor de las 18, a la cárcel de Las Flores donde cumplía su condena de once años por la muerte de su última esposa, Alicia Muñiz.
Monzón estaba por cumplir en febrero tres cuartas partes de la sentencia que le fue puesta el tres de julio de 1988, lo que le significaba la libertad condicional. Pero de camino a reintegrarse en la prisión donde dormía durante las noches, acompañado de un amigo Jerónimo Mottura y de su cuñada Alicia Fessia, pasó lo siguiente, contado por el relator del KO de Monzón a Nino Benvenuti en 1970, Hernán Santos Nicolini en su blog Cuadrilátero Boxing:
“Mucho tiempo después se supo que Carlos le había solicitado a Alicia Fessia que le sintonizara la radio. Él estaba seguro de que Ricardo Porta estaba transmitiendo a su Colón querido. En realidad, no fue así, porque el Sabalero no jugaba oficialmente ese día. Al pasar varios minutos y al no concretar la operación, Carlos le había dicho: “Dejame a mí”. Allí, imprudentemente, bajó su cabeza para encontrar la sintonía radial, perdió el control del auto que se despistó y se destruyó totalmente”. (Textual del libro de Carlos Irusta: Monzón. Biografía definitiva)
Han pasado 23 años desde que el ex campeón mundo de los medianos pasó a la eternidad en cuerpo y alma. De todas maneras, vivirá siempre en la memoria del amante del boxeo.
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Foto: Infobae |
Carlos Monzón, el más grande boxeador que vio nacer la argentina, fallecía un 8 de enero pero de 1995, a los 53 años, en la provincia de Santa Fe, cerca del pasaje Los Cerillos (a 38 kilómetros de la capital) tras volcar su auto, Renault 19, cuando regresaba, alrededor de las 18, a la cárcel de Las Flores donde cumplía su condena de once años por la muerte de su última esposa, Alicia Muñiz.
Monzón estaba por cumplir en febrero tres cuartas partes de la sentencia que le fue puesta el tres de julio de 1988, lo que le significaba la libertad condicional. Pero de camino a reintegrarse en la prisión donde dormía durante las noches, acompañado de un amigo Jerónimo Mottura y de su cuñada Alicia Fessia, pasó lo siguiente, contado por el relator del KO de Monzón a Nino Benvenuti en 1970, Hernán Santos Nicolini en su blog Cuadrilátero Boxing:
“Mucho tiempo después se supo que Carlos le había solicitado a Alicia Fessia que le sintonizara la radio. Él estaba seguro de que Ricardo Porta estaba transmitiendo a su Colón querido. En realidad, no fue así, porque el Sabalero no jugaba oficialmente ese día. Al pasar varios minutos y al no concretar la operación, Carlos le había dicho: “Dejame a mí”. Allí, imprudentemente, bajó su cabeza para encontrar la sintonía radial, perdió el control del auto que se despistó y se destruyó totalmente”. (Textual del libro de Carlos Irusta: Monzón. Biografía definitiva)
Han pasado 23 años desde que el ex campeón mundo de los medianos pasó a la eternidad en cuerpo y alma. De todas maneras, vivirá siempre en la memoria del amante del boxeo.
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